"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
11.5.09
Siempre llega la hora...
Siempre llega la hora en la que hay que decir no puedo, no tengo alas ni hago magia, estoy probablemente cerca de la muerte y ya el nacer dista bastante, el tiempo me está arrastrando a un pozo y hoy me siento infinitamente triste, algo así como si me estuviera pudriendo y nada en mí fuera de verdad, necesito que alguien me pellizque o me mate de un abrazo, que me diga que me ama sin esperar que lo ame tal vez, que explote esta burbuja de desasosiego que ya me está rozando el cuerpo, necesito, de verdad necesito, no esta estúpida fortaleza o esta simulada independencia, necesito depender hasta lo más hondo de alguien aún con los ojos cerrados, necesito la estupidez por sobre la estúpida razón, algo que me indique que ya no tengo que estar triste, que borre de mi cabeza todos los motivos, que me diga hoy es sólo un día muy pequeño entre los otros grandes días, que tenga una sonrisa honda y eterna, y quiero ser eterno para siempre yo también, y no lo que soy ahora, un pedacito de tierra en el medio de la nada, una soledad concentrada, la angustia de no entender y no querer hacerlo, el deseo profundo e insaciable de lo que está lejos, y que a cada instante, más se aleja.
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