Creería que alguna vez tuvieron alas
aquellas extrañas criaturas de la noche,
que con brillo exquisito bañan las sombras
y se inundan de frío tras las paredes rotas,
con un aire viciado como de humo y calambre,
cuando la madrugada ya está en el último trance
y se escabullen en los barrios donde han muerto antes,
con más vida, quizás, con más hambre.
Pero nunca abandonan su condición nativa
de la ciudad sola, de la avenida vacía,
y aunque el tiempo les saque mil veces la sangre
seguirán siempre poblando las calles
cuando nadie los ve,
porque apenas aparecen
se hace más honda la noche
y nadie quiere oler aquel aire,
podrido y profundo
como de humo y calambre.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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