4.10.09

Era estupendo quemar.

El fuego es esa llama movediza
que incendia la aurora con gritos vibrantes,
no está nunca en verdad conmigo,
es un fantasma que se pliega de noche,
y brilla aún más cuando está muerto.
Carga a su vez la pasión y el miedo,
el terror a la muerte y ese deseo
de que nunca se acabe su fulgor rosáceo,
como de flores que alumbran el cielo
y adornan paisajes que luego son llanuras,
que luego son tristezas que lloran los viajeros,
tiene un aroma a incendio nocturno,
porque el fuego es un aliado de las mil estrellas,
no las deja nunca solas aunque no se vean
cuando apenas nace entre algunas maderas
y recrea las imágenes que han sido muertas,
mientras sus colores son como un día
que va y que viene, que carga tristezas
para ser quemadas en risa suave,
en canto lento,
con su sonrisa desmembrada,
con su sutil belleza.

3 comentarios:

Jorge Ángel Aussel dijo...

Me gustó tu poema, escribís bien.

Mis saludos desde Ángel Poético.

Personalidad Fronteriza dijo...

excelente.
como siempre pola

Franco Morales dijo...

Volvi a escribir...
Supuse que tenía que decírtelo