Vi al desperdicio en todas sus formas:
su figura de pájaro dorado
que vuela en vela
sobre sueños artificiales.
los sueños de la vida, después
están los otros
en los sueños íntimos el
desperdicio se contorsiona en contornos
fluorecentes
y sabe los recovecos, las grietas,
las salidas
y juega sin restricción, sin
desvanecerse, cómo decirlo
sin desembarazar nunca su nombre,
y se parece, qué lastima, a una
pesadilla.
despierta, el sueño hondo, y no se
despereza
es disipación dudosa, como la
alucinación de la embriaguez
y uno apenas abre los ojos
vuelve a soñar, porque el cuerpo
no puede,
quiere, se tensiona, pero no sabe
dejarlo:
la tentación mortal del cigarrillo
la necesidad compulsiva de los vicios
y después, el sueño de colores
que sí tiene nombre, que sí tiene
forma
y todas sus salidas están a la vista
y todos sus propósitos son claros.
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