Ella era tan linda y vos tan vulnerable a sus antojos. Te miraba y se te derretía el alma, y apenas sus ojos se posaban en vos, en cualquier lugar era como si nada hubiera vivido antes.
Y qué ibas a hacer, si acaso el tiempo y el espacio no existían para vos cuando en esos pasajeros instantes, era tuya. Y su cuerpo y sus manos eran como esa brisa de verano, como esa risa en el mejor momento, como el paraiso en un lugar común.
Y no te dabas cuenta de cuánto te dolía la herida que, poco a poco, en su engaño de mujer, iba dejando en vos. Creías todo tan real, y no viste que detrás de ese rostro perfecto, de esas noches de lujuria, de esos labios suaves, de esa mirada cautivante, se escondía tu perdición.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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