Donde invento mis palabras
y les doy forma de música estridente,
hay alguien esperando por otras
que yo gastaré, quizás, después.
Las mías, mientras tanto, son alondras salvajes
que vuelan en un mar sin fondo;
una boca en una distancia
con bordes azules y celestes
y cielos flameantes con colmenas arrasadas
por un viento ignífugo;
son mentiras y sueños
de laberintos contorneados, son espejos,
deliciosos jugos de la muerte,
paradojas de cuerpo hermoso,
malolientes sobras de los pulcros.
Son suaves caricias de huracanes
y maleables corazones de los muertos
con dibujos de caras en el centro,
con versos indecisos en la mente.
Mis palabras tienen ruedas que giran
en una arena estancada,
maldiciones que nadie nombra
en la sobriedad del mundo.
Tienen intenciones definidas,
resultados predecibles,
invenciones sorprendentes.
Tus palabras, sin embargo,
simplemente son alondras salvajes
que vuelan en un mar sin fondo...
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
1 comentario:
:)
Publicar un comentario