Dios mío, qué vida inútil, esta permanencia ya me asusta.
Si digo siempre no exagero,
no le doy otro nombre a una cosa,
es realmente siempre que me muero
porque si estoy viva es fantasía, mi amor,
si no es en vos qué vida
puede haber acá, qué débil mi cuerpo
ante el fracaso,
me ves caer y lloro
se me salen las muelas, las escupo,
me muerdo las uñas, te muerdo los pies,
sonrío en una locura que no tiene precio,
y no te imagino, me estanco
en el abismo dulce del desenfreno,
te rodeo, muerta, y hoy qué sos,
qué recuerdo te devuelve a mí
porqué no muerto, porqué
vivo tan vivo y lindo en mi soledad
tan muerta
desopilante
que arranca pétalos con los tendones blandos
y los esparce en tu lecho
como en una ceremonia.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
1 comentario:
pero qué buenas cosas que escribís, Paula...
Publicar un comentario