Él no entiende porqué sueña que vuela. Si en su cama está despierto. Y todo retumba tanto en su cuarto oscuro, que prende la luz como si así pudiera salvarse un poco del ruidoso ladrido del reloj. Pero ahora es peor, porque sabe que no ha vuelto. Y que lo que ahora vuela en ese fondo tupido y triste, también es él, y es esa su gran pesadilla, que está llegando tarde, que quizás no llegue, y está solo.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
11.10.10
El despertador suena ladrando, con su chillido espástico y viejo, hace vibrar la mesa y la habitación acurrucada se despierta. Pero el cuerpo no. El cuerpo quizás sueña. Se mantiene en su posición anterior, como si volara terriblemente alto en su pesadilla, o si estuviera abrazando con pasión a esa persona que en su vigilia no quiere recordar. Estático entre las sábanas desprolijas y las tareas que no saben llamarlo, porque no despierta para ellas, no se incorpora, no obedece al mandato que le da el sonido, el temblor maldito de las seis de la mañana, ahora un poco más tarde. El tiempo en el sueño es otra cosa, como si se quedara allí dentro, y lo otro fuera extraño, un mundo al que cuesta incorporarse porque nunca se vivió en verdad en él. Y sin embargo nunca se despierta quizás porque no quiere, porque ahora en su sueño la abraza cada vez más fuerte, y la besa tal vez pero no sabe si es en verdad una pesadilla, si el recuerdo ha vuelto para vengarlo, se confunde, ahora vuela sin ella y solo, otra vez el vértigo de las cumbres, vuelve al suelo, ella no está y hay un sonido melancólico e infantil que decora la escena. Permanece estático él en su cama, quizás se acomoda un poco el cuello, se acomoda la boca, aprieta los ojos para no despertarse porque ahora ella está volviendo, envuelta en sábanas blancas y se cae a sus pies, vencida, él con su cuerpo grande y alto la levanta y la lleva a su propia pesadilla, vuelan en ese mar extraño y gris. No se despiert y siempre el fondo romántico los acompaña como si fuera un extraño cuidador.
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1 comentario:
uff... una mezcla entre lo real y el sueño, ir venir ir y venir...
Me encantó.
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