Bajo la lluvia aún se dibuja tu cuerpo desarmado, y llueve y caen gotas, y otras y otras, y puedo decir sin embargo que me hace bien verlas caer, verte caer. A vos, a tu silueta, al resto de vos y a tus palabras que aún suenan en mí. Todo el tiempo, qué voy a hacer, si todavía, aunque escuche música, me ría con amigos y coma descontroladamente satisfecha de mí, no puedo borrar tu nombre. Es como si estuvieras escrito en alguna parte, en mi cabeza, en un trozo de piel que guardó tu aroma.
Y sé recordar que viniste una vez a buscarme y corrimos bajo la lluvia y nos besamos en algún rincón de la ciudad, sin importarnos la calle ni que tal vez estábamos perdidos. Y qué inútil es recordar esas estupideces hoy, si es verdad que aún puedo correr y besar y perderme. Pero ya no estás aquí.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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