En realidad, es como si quisiera inventarlo. Lo miro, lo toco, lo acaricio. Busco cada parte de su cuerpo como si fuera mío.
Buscarlo es mirarlo de lejos y dibujar su silueta en mis pupilas, sentir sus labios sobre mis labios, sentir sus manos sobre las mías. Es pretender lo concreto, es no conformarme con el recuerdo. Es crearlo en cada rincón vacío, es pensarlo con ansias de un futuro que está por llegar, con ansias de lo que nunca aparecerá. Es como pintar paisajes en la ciudad, rozar el aire. Diferenciar ojos, manos, bocas, cuerpos. Calores, aromas, sensaciones, miradas, golpes. Es saber a quién amo. No es aquel, ni el otro. Es lo que nunca encontraré.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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