Y de repente me pongo a pensar en eso que piensan los viejos nostálgicos, los niños curiosos, los que aman sin amar, los que lloran por no reír, los que rien por no llorar...
Y ese pensamiento se transforma en esas cosas que por ser de todos dejan de ser mías, que se van con mi suspiro y vuelven sin que las llame. Esas cosas que apenas existen, porque de un momento al otro ya no pienso en nada y vuelvo a llenarme de realidad, vuelvo a vivir, como si fuera tan fácil volver, y es que todo vuelve. Y ahora soso vos, mañana será este otoño, o será el recuerdo que se irá haciendo y deshaciendo mientras aún lo recuerde, así como puede ser que te esfumes y no existas, o nunca lo hayas hecho. O me estés mintiendo y todo sea aire y pensamientos que me golpean inútilmente. La inutilidad que se convierte en mi salvación para dejar de pensar que no hay niños, ni viejos, ni llantos. No hay una mente, ni un vos. Sólo hay un yo y mis ojos que crean y destruyen todo cuanto se les cruza en el camino.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
1 comentario:
AAAAAAAAAHHHHHHHHHH
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