Pareciera que las cosas nunca terminan de cerrar. Por ahí pase algo inesperado, se abra una puerta, se cierren otras. Cambien de un día para el otro las imágenes, los instantes, las visiones.
Como si estuviera esperando tan impaciente la llegada de algo que se que nunca vendrá, como si el tiempo fuera a traicionarme y yo esa impotente que con las manos atadas y los ojos vendados intenta percibir al mundo lo mejor que puede. ¿Y qué hago yo con todo lo que tengo alrededor? ¿Qué hago con lo efímero, lo que no quiero dejar ir? Y puede que deba quedarme aquí sentada, deseando y deseando tanto que al final, ya me voy a olvidar de todo y las cosas volverán a lo que fueron.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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