18.8.08

Amar.

Ayer te compré flores, te escribí una carta y temblé un poco. Fui a visitarte y te di mis regalos y te hablé. De vez en cuando lloraba, después sollozando me recuperaba y te hablaba otra vez. Vos no respondías. Me mirabas, pero parecía perdida tu mirada en algo. Estabas linda, tranquila, sonriente y poco asustada. Por momentos creía que no eras vos. Que alguien me estaba mintiendo. Pero era tu boca seca, eran tus dedos finos. Eras. Me quedé, hablándote cada vez menos y mirándote cada vez más, atónito y feliz, pero esperando algo. Vos no me mirabas. Te ibas. Te habías ido. Y sin embargo, estabas. Sola, sonriente, fría. Amarga y seca, muda, linda, toda. Pero no. Vacía. No tenías nada dentro, nada en ninguna parte. Te habías escapado. Llorando, sola, muerta, andante. Amándote, yo como siempre creía verte y eras vos, muñeca de los cuentos en los que nunca te morís, por más frágil y débil que seas y por más veces que te hayas muerto. Porque tu cuerpo cansado aún resistía a la salida hastía, devolviéndome a vos, a tu boca seca, a tus dedos finos. A vos, sola, fría, vos. Toda, entera, rota, ida. Vos que por amarte estabas y por estar te amaba, intocable y no, marchita y empapada, vulnerable al aliento de la incansable muerte.

1 comentario:

. dijo...

mmm... la verdad no se como llegue aca, veo que vos tb sos de mardel..

un saludo


-// ReNa //-