Cansarse
no de los kilómetros
que corren
los pies,
no de los relojes
ni de
las avenidas.
Cansarse de los amores,
de los abrazos,
de las mentiras,
de los sueños
que cada noche
sueña el sueño y nunca
concreta la vida.
Tener las zuelas gastadas
de cargar un cuerpo
colmado
de besos insípidos,
de pasados felices,
de ojos que
desde lejos lo ven
caerse bajo las miles de lunas
que lo supieron abrazar.
Y así morir los párpados
y caer sobre las comisuras
y llorar sobre
el cuello
llantos cansados
de no ser llorados,
amores que aman
sólo
por ser amados.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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