Esperarte es como morir en vida. ¿Qué es lo que realmente espero de ti? ¿Será que te fuiste, o que aún estás aquí? Los días pasan como horas, y mueren, y son lágrimas. Y esas horas me matan, y a veces me hacen tuya. Y me siento inútil, pensando en lo que fuiste. Fueron impulsos los que nos llevaron, fuerzas ciegas. Me llevaste a donde quisiste, y cuando te busqué, ya estaba sola. Los momentos se fugan de mis pensamientos, se van y vuelven. Y sufro. ¿Qué será el amor? ¿Eso que nos maneja, nos da para quitarnos? No me quites más nada, por favor. Porque eres lo único que tengo.
Pero hoy vuelvo a preguntarme, entre palabras, entre negaciones y absurdos... ¿Nos fuimos? Ya hace tiempo que no estás, hace tiempo que el viento se ha llevado nuestra canción, y las cosas siguen viviendo. Y en un rincón oscuro de mí llevo tu mirada mirándome. No quiero que te vayas, no. No me quites más nada.
"cada uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado. pero cuando se trata de urgar por debajo de los cuentos, de hacer mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando hay que destruir el yo, no basta con ser un "gran escritor", y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo devenir en no estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor" Gilles Deleuze
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