22.3.13

Teoría del no


         Es sorprendente que uno pueda pasarse horas y horas así, impávidamente sentado, cambiando de posición las piernas, con la cabeza alerta como un cuerpo aparte que todo lo absorbe y no sabe qué hacer con eso, un mundo que vive un ritmo muy diferenciado, que no tiene contacto con el propio, un mundo que va y viene con mecanismos y hasta principios diferentes, por lo que parece, casi, digamos, que es otro. Y entonces las personas son cada vez menos personas y sus acciones son cada vez menos acciones y sus voces, y más aún sus voces dirigidas, parecen señales intergalácticas, o suaves murmullos incomprensibles como los de los sueños, los diálogos que al despertar ni siquiera recordamos.


            Se alza, por ejemplo, una pareja en simultáneo, ambos dirigen sus miradas hacia uno, parecen volver de una experiencia placentera, o al menos compleja, que les movió las entrañas de una manera que todavía no pueden definir con precisión, pero algo en la situación los tiene reconfortados, vivos. Se acercan a uno, se acercan al libro, dispuestos a invadir, y hablan. Si alguna vez se pudo descifrar alguna palabra, si existía alguna conexión ligera con el mundo, una posibilidad de comunicación, en ese momento se demuestra que ya no, que es demasiado tarde. que esos sonidos que son una música atonal y atolondrada no dejarán de tener esa forma fantasmal, a lo sumo pintada de otro color, a veces rezumada con sensualidad o enojo, con interrogación o sorpresa, pero en fin. Ellos hablan. Y parece que no se callarán nunca. Habla uno, luego el otro, y en un momento final, hablan los dos. Tanto que tienen que frenar para tomar aire. Después de tomar aire liberan una risa que parece haber estado retenida durante años, meses, una risa cínica, perversa, que en ese momento uno sólo puede creer que se trata de uno, fue por tanto tiempo alimentada la paranoia que sólo de uno se pueden estar riendo. Y no paran. Entonces uno se pregunta si no habrá cambiado la cara, si se habrá transformado en un monstruo insoportablemente divertido, absurdo en sus gestos y su lugar ridículo en el mundo.




          Y no se soporta, digamos, la humillación, siquiera en ese momento, de tanta anestesia tras cargar durante tanto tiempo un peso que invisible se vuelve cada vez más grande, como una joroba que se triplica con la vejez y los achaques articulares. La posición estática adherida a los miembros perdió su capacidad de permanencia y sólo puede dejar que los músculos accionen, elásticos, espásticos, violentos, se manifiesten libremente y que las risas se tripliquen, bailen, no importa, saquen las tripas, no importa, un brazo, después otro, los dos brazos en el cesto, la sangre. las cosas parecen algo, se  transforman en sujetos en sintonía con uno, y uno les sonríe y ellos responden con otra sonrisa, pero no se preocupa: es una gracia, no una burla. O eso parece, pero uno se mueve, y la sangre ajena casi ahoga, embriaga ese espacio que parecía lejos.  Y no cabe interpretar.

15.3.13

pintor poesía nerviosa

un plano sobre otro plano sobre otro plano
y no es por repetición
poética,es porque la estética
    así lo exige

una disposición visual de las importancias.

nunca milité la idea del orden de los sentidos
creo más bien en una aparición caótica de los estímulos
o si se quiere arbitraria, o si se quiere, azarosa,
lo mismo, el punto es que no creo en esa noción absoluta y limitante
de que lo que muestro es lo primero y después llega lo otro,
siempre relegado.
en mi persona sí, en mi cuerpo
por eso visto bien y combino los colores,
y si estoy de ánimo camino derecho
y hasta me arreglo el pelo
y hasta sonrío unos segundos después de decir algo amable
- no antes porque parezco maniático -

pero en el producto, es otra cosa.
el plano principal siempre será el menos importante
probablemente una mancha como de test psicológico
un punto en una esquina
una línea cruzada por otra línea
ambas irregulares
después vendrá el de relevancia relativa
que yo mismo soy incapaz de determinar
por ejemplo un alimento,
 o una mujer desnuda,
o un niño devorando un pescado
aquello que no tiene valor por sí mismo
independiente, real
que depende del ojo, ya sabrán
y al final
el cielo
la tierra
las luces del crepúsculo.
todo lo absoluto, todo lo abarcativo, todo lo que enmarca
viene detrás.


manejarse en planos es curioso y nadie lo exige
se pretende más bien una síntesis del estímulo
que todo lo diga y represente en un instante y al mismo tiempo
yo que creo que el estímulo viene así, por separado
separo también las imágenes
para que jueguen en los ojos, y si bien calmadas en el lienzo
que en en el otro sean caos, fatiga, alucinación
en fin
que luego de la partida
ya sabrán
- no, esto no es fuente de saber -
ya verán
qué pasa con sus manías, con sus confabulados órdenes.

13.3.13




Vi al desperdicio en todas sus formas:
su figura de pájaro dorado
que vuela en vela
sobre sueños artificiales.
los sueños de la vida, después están los otros
en los sueños íntimos el desperdicio se contorsiona en contornos
fluorecentes
y sabe los recovecos, las grietas, las salidas
y juega sin restricción, sin desvanecerse, cómo decirlo
sin desembarazar nunca su nombre,
y se parece, qué lastima, a una pesadilla.
despierta, el sueño hondo, y no se despereza
es disipación dudosa, como la alucinación de la embriaguez
y uno apenas abre los ojos
vuelve a soñar, porque el cuerpo no puede,
quiere, se tensiona, pero no sabe dejarlo:
la tentación mortal del cigarrillo
la necesidad compulsiva de los vicios
y después, el sueño de colores
que sí tiene nombre, que sí tiene forma
y todas sus salidas están a la vista
y todos sus propósitos son claros.


5.3.13

director poesía nerviosa


Falta algo en esta escena, no sé, no puedo definirlo
Desenfoquen, difuminen, oculten, digamos, hagan algo
Es torpe y no lo creo
Una escena no puede ser torpe
Es o no es, como el cielo, como yo, me ven
Soy un hombre sentado en una silla,
Pero esa no es una pelea callejera, sí en el sentido
Estricto, es decir
El sentido de la vista la registra y me convence
Pero algo me pica, me incomoda y hace que mis músculos
Se pongan tensos, porque lo que veo
No es una pelea callejera
Y que lo sea me llena de un espanto mortal
Hagan algo, suban la música, llénenme de drogas
No estoy preparado psíquicamente para asumir las contradicciones
Que yo mismo produzco y de las que no puedo escapar
Un lupus, esta escena es
Un lupus, y sería mejor que así fuera:
Dos hombres se pelean porque están enfermos
y de estar enfermos mueren
nadie los mata
eso no lo dice la vista, lo digo yo que para eso
soy este hombre sentado en una silla.