31.8.08

Cansarse.

Cansarse
no de los kilómetros
que corren
los pies,
no de los relojes
ni de
las avenidas.
Cansarse de los amores,
de los abrazos,
de las mentiras,
de los sueños
que cada noche
sueña el sueño y nunca
concreta la vida.
Tener las zuelas gastadas
de cargar un cuerpo
colmado
de besos insípidos,
de pasados felices,
de ojos que
desde lejos lo ven
caerse bajo las miles de lunas
que lo supieron abrazar.
Y así morir los párpados
y caer sobre las comisuras
y llorar sobre
el cuello
llantos cansados
de no ser llorados,
amores que aman
sólo
por ser amados.

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