1.12.10

mi identidad

primero me miraste. había algo idiota en tus ojos, un resto de miel podrida y amor eterno, la inocencia incondicional de un niño, te arrodillaste ante mí después con una entrega de vasallo, no supe qué hacer ante tanto cuerpo. mil metros de distancia quizás nos separaban, y ahora me observabas con los ojos abiertos, como un sapo exaltado o un cadáver recién muerto, me penetraste sin quererlo con tu desesperación malherida, y tuve que decirte algo. mañana será, lo sé, lo siento en todo lo que soy, como si ya me estuviera convirtiendo en el futuro, primero mis manos que no se aferran a nada, luego mi cuerpo que no se mantiene en la tierra, así toda yo estoy siendo el porvenir, te veo claro a vos, a tu boca húmeda decorando las imágenes, llevás el pelo en la cara pero detrás siempre tus ojos, y me acompañás hasta en la enfermedad más contagiosa, y me tomás la mano fuerte para asegurarte de que existo. soy como el tiempo, sé todo y no me importan las penas que voy dejando en el camino, estás inclinado ante mí como pidiéndome algo que no puedo descifrar y que vos no sabés decir. decime qué pasa, por qué estamos tan tristes, y no podemos seguir viviendo en nuestros estados naturales, por qué no puedo asegurarle a nadie que esto no es en verdad un sueño. lo sabés y balbuceás idiota como un mudo, se me estalla el alma de tanta duda, yo no sé nada, no pretendo saber nada quizás, pero me incitás a la incertidumbre, a la pregunta rondando como un fantasma, mostrándome que nada está acomodado, que estamos distribuidos en retazos desordenados. y ni siquiera sé si mi vida es esta, o esto de tenerte enfrente es un resto que ha quedado de otros restos inmundos, y el paradero de mi todo es eso que me querés decir, y no te puedo escuchar, y quizás no me importe, al final todo pasa por mis manos, soy el tiempo. y quizás no te importe.

No hay comentarios: