31.5.08

Mentira!

El mundo te llama ahí afuera tan desesperado, te pide que salgas, que busques, que mires, que toques. Te pide que seas algo, alguien, que existas, que pertenezcas, que reconozcas. Y así empezás a ver, de a poco, sin saber que te están empujando, obligando, que estás porque tenés que estar y etcétera. Pero qué más da, si no sabés hacer más que responder a los gritos, con acciones, con gestos, creés que basta, que te alcanza. Creés hasta reventar, sólo por creer en algo, por aferrarte a una idea que buena o mala está y punto. Y en la creencia empezás a perderte sin darte cuenta, caminás en función de ella, y el camino termina inevitablemente en la oscura desilusión. Pero cuándo llega esa desilusión sino en la muerte, una muerte que no es muerte sino otra creencia que es al menos más creíble que la otra, o menos, pero ya muerta la primera es necesario siempre que comience a vivir otra, por descarte, por miedo a la soledad. Así te volvés tan dependiente de vos mismo, de algo que ni siquiera es, ideas, ideas y más ideas con las que protegerte de lo que te grita el mundo, ideas que se vuelven tangibles a medida que vas creyéndotelas hasta que dejás de tocarlas para siempre, porque es tan fuerte esa voz que te grita el viento, es tan fuerte el beso que te da la brisa, el color de las hojas, la luz del sol. Es tan fuerte todo eso que no podés escaparte de vos, del suelo, de tus pies. No podés, y por eso se termina el camino, se termina para siempre.

2 comentarios:

Niñera Láser dijo...

Es todo tan raro. Tan.

Anónimo dijo...

que loco todo