27.4.08

Silencio.

Se trata un poco también de esa vorágine de la finitud. Lo fugaz que se vuelve eterno por ser costumbre incorporada. No detenerse a pensar, la utilidad del tiempo. ¿Es, acaso, tan valioso como dicen o sólo nos distrae para no recordar que todo termina? Un círculo que apenas pericibimos y perseguimos como moscas, o como nosotros a las moscas que siendo moscas ya molestan, por ser en su esencia. Y es en esa mirada limitada del encierro en lo ya establecido se encuentra la paralela estupidez, la falta de magia, la adaptación a un mundo que apenas sabemos que existe pero nos aferramos a él porque parece que es lo más seguro. ¿Y no es esa seguridad tan frágil, tan rompible como pensar que somos capaces de escaparnos de nuestras condiciones prmitivas? Tal vez es la libertad que tenemos como la que se nos quita, sólo por el hecho de ser libres. Ser libres tras un engaño hermoso de difiniciones de cocina. Decidir, el futuro, elegir, posibilidades, errores, aciertos, culpas, responsabilidades, sentido. Toda su abstracción dentro de la independencia tan dependiente de ella misma, de la realidad que limita hasta el útlimo gramo de aire, porque es realidad y tiene un título tan antigüo, tan así y no asá, ¿para qué cambiarla? Si es y está y nos elige como esclavos entregados a la verdad absoluta. Pero en esa esclavitud está la verdadera libertad, la de saber, y sólo saber que no existe ese absolutismo de dominio. ¿Y sabrá la libertad que el esclavo ya asomó una pestaña hacia la luz que enceguece y hace llorar, que ya, en el infinito y horrible silencio de la condición, alguien pudo escaparse y oler y desarmar las piezas de un mundo armado? No, ella no sabe nada. Vive en el engaño de ella misma, la realidad que domina y es dominada, redefinida infinitamente a cada instante, inventada y destruida por las mismas manos. Esas manos que a pesar de su esclavitud monstruosa, aún saben escribir estas palabras. Pero silencio, porque ella no sabe nada.

1 comentario:

David dijo...

"Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! (A otra Hija.) ¡A callar he dicho! (A otra Hija.) ¡Las lágrimas cuando estés sola! Nos hundiremos todas en un mar de luto. Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!"

perdón
es que estoy hasta el cuello de tanto Lorca :)