23.3.08

Un momento.

Pongo un cd que me prestó el profesor de guitarra, en ese momento en que no hay nadie en casa y me siento tan feliz. El agua para el café, sin saber calcularla como de costumbre. El comienzo de los temas de jazz, que generalmente es la melodía concreta, me causa una sensación rara, podría llamarse comodidad. Entiendo las notas a la perfección, diferencio el sonido como único. Y empieza a deshilacharse, como si la melodía fuera el tronco y los sonidos que comienzan las ramas, que van armándose a medida que el tiempo avanza, y las ramas se mezclan, se entrelazan, se deforman. Crean ese sonido único, alocado, a veces tranquilo. No hay batería, no hay base rítmica pero son ellos los que la crean, se arma ese esquema que al instante se desarma y se vuelve a armar, nada es definitivo y luego vuelve a lo mismo, como si no hubieran pasado aquellas notas, esa locura, y la calma. La calma que se asemeja a eso que es tan bueno que no podemos creerlo... Y con razón, porque se va como si nunca hubiera estado, y el café está tan delicioso, caliente, con ese toque de leche y una dulzura moderada. Cierro los ojos de vez en cuando para escuchar los solos de guitarra que tan bien me hacen cuando comienza a hacer frío, en esta época que es mi preferida del año. Y ese solo es el que se va armando a medida que pasa, y se define pero no se sabe qué es, si es que la última nota tiene que ver con que ya abrí los ojos y la luz tenue del velador me vuelve a cegar y ya olvidé lo que acaba de sonar, porque cierro los ojos y el tiempo pasó. Ya se termina el café y ahora entra el piano como dominante, superior, y quiere ser él y nada más, y no puede con tanta responsabilidad, resuenan las notas como al aire, y se van armando a medida que ya no asume tanto lo que es, sino que se deja llevar por esos acordes que aparecen y desaparecen como la lluvia o el viento en un día de verano. El sonido de las llaves en la cerradura me interrumpe por un momento, por un gran momento. Apoyo la taza en el piso y bajo el volumen sin sospechar lo alto que estaba, y me incorporo como si no hubiera pasado nada, y ese solo fuera sólo un sonido idiota que apenas me interesa escuchar.

4 comentarios:

HeaVyJazZ dijo...

Ojalá y yo entendiera el jazz de esa forma. Será que no lo escucho tanto como quisiera, o que practico demasiado Blues en la guitarra como para variar de estilo. Concretamente es que yo toco de forma práctica y casi nada de teórico, con las formas de las escalas, algo de teorico aplico, pero casi nada, todo dibujos, y despues dejo que mi cabeza sea la que diga si lo que hice esta bien o no, si coordina, si queda bien con la escala. Ahora empiezo a ver partituras gracias a unos módulos muy piolas que me prestó mi profesor de guitarra.
Será que mi gusto musical es tan amplio y variado que voy a tardar en amoldarme a las bases que hacen que uno domine totalmente el instrumento, desde acordes, variaciones, inversiones, etc... hasta uso adecuado de la pua (el cual por más polenta que le dé siempre se me aflojan los dedos), barridos, pua alternada (la cual se me da bastante bien). Quizás deba hacer como Miguel "Botafogo" Vilanova y tocar sin púa, a él le va bastante bien, por qué a mi no habría de irme así de bien, o hasta mejor??
Algun día voy a poder tocar jazz, blues, clasica, rock, heavy, progresivo, etc... hasta entonces... A PRACTICAR!!
Me sigo pasando por el blog :)

Anónimo dijo...

Jaja, me gusta el "ya que estás acá, no arrugues" ;)
Me gustan también esos momentos... la música, el café, los pensamientos, el escribir... Y no sé, era todo muy bueno y cuando lo iba leyendo, que tenía que comentar y decir que me había gustado, o algo así.

Besos. (es mi impresión, o desapareciste un poco de la net?)

Anónimo dijo...

Puse el punto para ver si me salía el nombre con mayúscula, pero no. Me molesta que no salga mi nombre con mayúscula ¬¬

Anónimo dijo...

a veces es necesario, muy necesario, GRITAR